
Cuando el planteamiento es sencillo -un policía es trasladado a una ciudad inhóspita, donde intenta hacer méritos- tiene que brillar la ejecución. Como serie no coral, es crucial que el protagonista sea atractivo, complejo, tridimensional. El planteamiento "recién llegado a entorno hostil" exige una ciudad creíble, capaz de evocar esa sensación de peligro y dureza. Los personajes que la pueblen tienen que ser acordes a esa idiosincracia. Finalmente, un policíaco basado en los misterios vive o muere según la solidez de su trama; uno que juegue al género negro depende mucho más de la atmósfera adecuada. Todos esos elementos los orquestan Warren Ellis y Ben Templesmith en los primeros 8 números de esta serie.

No se si fruto de una especial lucidez respecto a los defectos propios o de la sinergia que se da en los mejores cómics, ambos esquivan estos obstáculos. Rich, el protagonista, es básicamente un buen tipo. A veces se deja llevar por todo lo malsano que le rodea y aflora una vena sádica, puede ser un listillo con demasiado aprecio por el sonido de su voz, y a veces la caga; pero caminando siempre entre el héroe indiscutible y el cabrón amoral, entre el perdedor y el irritante personaje-trampa al que el escritor dota siempre de la voz de la razón, al final es un personaje agradable de leer. Entre los secundarios de todo, hay espacio para alguna de las parodias con voz típicas de Ellis y también para gente más normal dentro de la rareza de esta serie. Y es que no hay que engañarse, por las páginas de Fell desfilan personas y casos extravagantes, anormales y repugnantes, de los que suceden en la vida real pero no se reunen en una misma ciudad más que en las mentes de los creadores más enfermas. El dibujo logra ese difícil equilibrio: vecindarios grises de edificios industriales, procedimientos policiales cutres, abandonados, gigantes y enanos, viejos, vagabundos y deformes, todos expresivos pero todos identificables, con una paleta que combina colores apagados que se funden en una masa con pinceladas de tonos brillantes en un contraste muy efectivo.

Más allá del análisis de qué funciona y que no, lo que queda es un cómic adictivo pero intenso, conciso y a la vez arriesgado y en el que todas sus partes cumplen la función de sacar adelante el conjunto. Cinco Triquis





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