jueves, 23 de agosto de 2007

Death Note

Querría leer más manga del que leo, pero las editoriales de por aquí me lo hacen muy difícil. Cuando hay cinco títulos de cada género juvenil (fantasía medieval, romance de instituto, peleas, historias-harén) que no me interesan, todas con portadas recargadas e indistinguibles y la mayoría con muchos volúmenes, tiendo a perderme. Añade a eso que no controlo páginas web de información, adelantos o reseñas mínimamente decentes y al final dependo de la idea feliz, autores de confianza, la recomendación ocasional o la pura chiripa.
Por una de estas vías llegué a Death Note. De primeras tenía dos elementos para no ser lo mío: protagonista en el instituto (que aburrida debe de ser la vida en Japón tras cumplir los 18) y elemento sobrenatural en mundo realista (empiezo a imaginarme rollos de ángeles, asesinos de ogros, poderes mentales y cosas así). Me bajé el primer tomo de internet y lo leí por encima. Lo que encontré me gustó. Nada de humor chorras metido a calzador, el planteamiento era dramático y dramático se mantenía. Los personajes tenían personalidad. El dibujo era detallado, los personajes no eran clones, y sobre todo la narración era sobria: si de algo abusan muchos manga es del momento shock, generalmente acompañado de un elaborado y artificial soliloquio interior, culminando en una viñeta grande con el personaje con cara de súbita pérdida del control del esfínter anal. O sea, ninguno de los defectos que me temía y muchas de las características que le pido a todo buen tebeo.
Así que me pedí los primeros. Y fui comprando algunos tomos más. Dos meses y diez tomos después -a dos de concluir- puede que esté enganchado. Sólo puede.
Realmente es una historia adictiva, de las que se leen de manera compulsiva. Pide una relectura para absorber los detalles y recrearse en los diálogos, porque de primeras sólo quieres pasar hojas y hojas para saber cómo va a acabar. Es un tebeo con el que constantemente piensas "¡Qué cojones! A ver como salen de esta..." y repetidamente te sorprende saliendose con la suya, de maneras limpias e ingeniosas por lo general. Pero sobre todo es un tebeo que no se atasca en un modelo a repetir: a pesar de que juega con el lector con continuos "Y ahora... ¡Más difícil todavía!" la historia avanza, los personajes evolucionan. Cuando se llegan a puntos de no retorno, ventajas de tener 12 tomos, puede ocurrir lo impensable. Ese no saber qué va a pasar porque todo puede pasar es lo que te agarra y no te suelta.
¿De qué va el cómic? Resumiendo mucho, es la historia de un chico que adquiere el poder de matar a la persona que desee y decide usar esa habilidad para purgar el mundo de indeseables y acabar con su sensación de seguridad e impunidad. Cuando el mundo se da cuenta de que una fuerza misteriosa, a la que llaman Kira, está matando criminales en todo el mundo no tarda en surgir quien se le oponga, encabezados por el peculiar detective "L". El grueso de la serie es el enfrentamiento de ingenio entre Kira y L, en el que uno siempre intenta ir un paso por delante del otro intentando meterse en su cabeza. De un planteamiento puramente fantástico acaba en una historia casi de espías, con pistas falsas, deducciones arriesgadas, doble juego constante... y algunos giros argumentales de vértigo. Uno en concreto. EL momento de la serie.
En los últimos tomos la serie pierde un poco de fuelle, pasa de una historia de detectives a un híbrido con más acción, pero los 6 primeros son un paseo por la cuerda floja que les sale redondo. Para quitarse el sombrero.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Vaya que ES EL MOMENTO de la serie, cuando lo leí se me cayo la mandíbula al suelo, fue realmente genial, ahora, estoy haber como la acaban, porque ya queda poco, pero a pesar de que sigue muy bien, no llega al nivel de los primeros tomos, haber haber...

Álvaro dijo...

Lo mejor, la cara de mono malo de Light cuando toca la libreta en el helicóptero... es el momento de levantarse y aplaudir en el cine.